De 1938 a 1961

Rdo. Hipólito Cotto Reyes Viene a la Primera.

En Puerto Rico, un pastor de los más conocidos y de mayor experiencia estaba luchando con una difícil situación en la iglesia a la cual había venido cuatro años antes. La congregación casi había desaparecido y el pueblo no parecía responder más al evangelio. El pastor estaba a punto de declararse vencido y dedicarse a trabajo secular, cuando recibió el llamamiento de la Primera Iglesia Bautista de Nueva York. Aceptó inmediatamente, confiado en que Dios estaba abriéndole una nueva puerta de servicio. Su nombre era Hipólito Cotto Reyes. Como quiera que él vino a ser por mucho tiempo el pastor bautista hispano más conocido en la ciudad, debemos saber más de él.

El reverendo Hipólito Cotto Reyes era el hijo mayor de una numerosa familia que ha dado muchos ministros a las denominaciones protestantes en Puerto Rico. Pertenecía a la segunda generación de pastores bautistas en la Isla.

Nacido en agosto 23 de 1890, en Dajaos, una zona rural del pueblo de Bayamón, Puerto Rico, asistió a las primeras escuelas públicas establecidas por el gobierno americano cuando éste tomó posesión de la Isla en 1898. La familia se trasladó al pueblo montañoso de Aguas Buenas, en la región central, y allí el joven Hipólito oyó el evangelio y se convirtió. El y su padre fueron bautizados el mismo día por uno de los primeros pastores, el Rdo. Carmelo Díaz.

Inspirado y empujado por el misionero del distrito, Rdo. Edgardo E. Humphrey, entró en la escuela bautista para el entrenamiento de pastores fundada en Coamo, por otro misionero, el Rdo. Leroy E. Troyer. Cuando una nueva escuela se estableció en Río Piedras, el primer seminario real de los bautistas en Puerto Rico, se mudó Hipólito a aquella ciudad y se graduó en el Instituto Grace Conway (así se llamaba el Seminario) el 22 de mayo de 1914. El mismo año, el 14 de septiembre, se casó con la señorita Belén Thorner, miembro de la Iglesia, de Río Piedras, quien sería su ayuda idónea por casi medio siglo.

Mientras era estudiante, comenzó y luego organizó la Iglesia Bautista de Juncos y al graduarse vino a ser su pastor de tiempo completo. En 1916 fue trasladado a Cayey, una iglesia fuerte y creciendo, y en ese pueblo fue ordenado como ministro bautista el 12 de junio de 1919. Tuvo un pastorado de mucho éxito en Cayey, y por sus contribuciones a la prensa religiosa vino a ser conocido como escritor y además era muy popular como predicador. Otra de sus contribución   importantes fue como himnólogo, traduciendo y escribiendo himnos que eran usados en las sesiones anuales de la Asociación Bautista.

En 1922 el púlpito de la Primera Iglesia Bautista de Ponce quedó vacante cuando el Rdo. Erasmo M. Bernier se trasladó a Brooklyn, y el Rdo. Cotto Reyes fue llamado por dicha iglesia. En Ponce fue uno de los más conocidos y más respetados de los ministros de aquella ciudad y era invitado a todos los actos cívicos como huésped distinguido. Tenía ahora una familia. dos hijos, Guillermo y Alfredo, los cuales estudiarían para el ministerio; y tres hijas, Haydée, Eva Angélica y Nora. Pasó diez años como pastor de la iglesia de Ponce.

La década de los años 30 fue la más severa en la historia de Puerto Rico. La crisis económica por que atravesaba la nación fue aún más aguda en la isla de Puerto Rico, y se hizo sentir en nuestras iglesias e instituciones. Las iglesias de sostén propio, como la de Ponce, se enfrentaron a la crítica situación de no tener suficientes ingresos para atender a sus gastos y al salario pastoral. Los Cotto Reyes sufrieron los efectos de esta situación.

Al mismo tiempo, una revista ecuménica que se publicaba en Ponce pasaba por dificultades económicas por las mismas razones que la iglesia. Su director era un ministro bautista, el Rdo.. Abelardo M. Díaz Morales, muy amado en toda la Isla. Para ayudar a la iglesia y aliviar el problema financiero del ministro, se hicieron arreglos para que el Rdo. Cotto Reyes aceptara el llamamiento de la iglesia en el cercano pueblo de Yauco, una congregación parcialmente subvencionada, recibiendo fondos de la Misión. La iglesia de Ponce entonces llamaría como su pastor al ministro bautista que editaba la única revista religiosa en la Isla. Esta era impresa en Ponce y era factible combinar ambos trabajos, aliviando las dificultades financieras tanto de la iglesia como de la revista.

Cotto Reyes renunció el pastorado de Ponce y el Rdo. Díaz Morales le sustituyó, Cotto Reyes pasando a la iglesia de Yauco.

Sólo el hecho de tener la iglesia de Yauco ayuda de la Sociedad Misionera hizo posible al Rdo. Cotto Reyes y a su numerosa familia poder subsistir, aunque dentro de circunstancias muy difíciles. Estuvo en Yauco dos años y cuando en el 1934 se le ofreció el pastorado de Carolina, cerca de Río Piedras, donde están ubicados la Universidad y el Seminario, aceptó trasladarse a aquel pueblo, para que sus hijos pudieran aprovecharse de las oportunidades educativas que el nuevo pastorado les proporcionaba.

La iglesia de Carolina había pasado por tiempos difíciles en los años recientes, estando al borde de la extinción. Se pensó que la experiencia y sabiduría de un pastor experimentado podrían, si no volver la iglesia a su antiguo vigor, por lo menos parar su mayor deterioro. Esto trató de hacer él en los cuatro años que estuvo allí, pero admitido por él mismo, fueron éstos los años de mayor frustración en todo su ministerio. Por un tiempo pensó dejar el pastorado y aceptar un empleo que le fue ofrecido en el gobierno. Al final del año 1937 renunció el pastorado de Carolina y vino a Nueva York al principio de la primavera.

Vino a la Primera Iglesia Bautista, y en marzo de 1934, el décimo-séptimo aniversario de la fundación de la iglesia, fue instalado como su pastor. Habría de servir a esta iglesia por 23 años, hasta su jubilación en el 1961.

La Primera Iglesia Compra su Templo.

Cuando vino a la Primera Iglesia Bautista, ésta se reunía todavía en el salón del segundo piso del 73 de la Avenida Lenox, así que el Rdo. Cotto Reyes puso como una de las prioridades más importantes de su ministerio conseguir un hogar permanente para la iglesia. No era tarea fácil, ya que la renta del sitio donde estaban era bastante subida y el precio que pedían por edificios de iglesia estaba más allá del alcance de la congregación hispana. Pero en la situación cambiante del este de Harlem, muchas congregaciones habían empezado a dejar de funcionar y otras, con sólo un remanente de su anterior matrícula de miembros, se habían consolidado con otras congregaciones hermanas. Esto sucedió a la Iglesia Episcopal Grace Emmanuel, el 216 al este de la calle 116, que ocupaba uno de los templos más hermosos de Harlem y que en este tiempo se hallaba localizado en medio de una grande población hispana. El Rdo. Cotto Reyes oyó acerca de esta iglesia y le pareció que era esta la contestación a las oraciones de la Primera Bautista.

Visitó al obispo William T. Manning, de la diócesis episcopal, para explorar la posibilidad de adquirir el edificio. Halló que el obispo Manning era no sólo amigable y accesible, sino que estaba genuinamente interesado en poner la iglesia a la disposición de una congregación hispana. Con él estaba el tesorero de la diócesis, el señor Oxholm, quien expresó a Cotto Reyes el sentimiento generoso de ambos líderes religiosos en estas palabras: “Usted y nosotros somos personas de fe. Sincera y firmemente queremos que ustedes tengan el edificio para que hagan un buen trabajo all픑

Como la iglesia bautista no podía comprar inmediatamente, estos señores otorgaron a la Primera Iglesia unas condiciones de alquiler muy favorables, con opción a compra. El edificio estaba tasado en 65,000 dólares, pero la Iglesia Episcopal, en la persona de su obispo, ofreció la iglesia a la congregación hispana por sólo 20,000 dólares.

Ahora comenzó a desarrollarse en la iglesia una gran actividad para levantar los fondos necesarios. Los miembros de la iglesia dieron generosamente y para completar  los 20,000 dólares requeridos la iglesia pidió ayuda a la Sociedad Bautista de la Ciudad. Un préstamo de S3,000 dólares de parte de ésta e igual cantidad prestada por la Sociedad de Misiones Domésticas, hicieron posible la compra. Ahora la Primera Iglesia Bautista tenía su propia casa en el mismo corazón del barrio hispano.

El 12 de julio de 1942 el servicio inaugural fue celebrado en la Catedral Bautista. El doctor Carlos S. Detweiler predicó y el doctor Charles H. Sears, Secretario Ejecutivo de la Sociedad Bautista de la Ciudad, tuvo la oración dedicatoria. El impresionante altar de mármol, los púlpitos elevados, el órgano de tubos (más tarde desmantelado) y el techo abovedado dado fueron una nueva y excitante experiencia para los bautistas hispanos, pero especialmente todo esto fue causa de regocijo al darse cuenta de que, al fin, la congregación había arribado a un hogar permanente.

Como se ha dicho antes, el Rdo. Cotto Reyes era un excelente predicador. En el nuevo local la iglesia atrajo mucha gente y los servicios del día domingo estaban atestados la mayor parte de las veces. Aún el balcón que quedaba al frente era usado para clases de la Escuela Bíblica y para acomodar gente durante los servicios de adoración Durante los próximos quince años la Primera Iglesia Bautista fue la más importante y con mayor asistencia de todas las iglesias de habla hispana de cualquier denominación en la región de Nueva York.

Tuvieron problemas, mayormente con el edificio que era bastante viejo. Durante un invierno la cúpula de una de las torres se cayó y, a causa de la condición precaria de la estructura superior, el Departamento de Edificios ordenó que se quitaran ambas torres. Esto se hizo, y la imponente fachada de antes perdió algo de su majestad.

En 1960, después de 23 años en el pastorado de la Primera Iglesia, el Rdo. Cotto Reyes se retiró a los 70 años de edad, habiendo deteriorado su salud a causa de una caída que sufrió mientras predicaba y también porque la salud de su esposa requería especial cuidado. Con la renuncia del Rdo. Cotto Reyes se puso fin  un gran capítulo de la historia de la Primera Iglesia Bautista de Nueva York.